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sábado, 24 de junio de 2017

Heterosexualidad, propaganda gay y razón de Estado

Por Erik Quintanar / @ErikQuintanar

Hay quienes afirman que la preferencia sexual es genética, que se trae de nacimiento, que no se elige; hay quienes igual afirman que no se elige, pero que no se trae de nacimiento, sino que se forma conforme al desarrollo psicosocial y cultural del individuo, en donde puede influir la educación, aunque esta no necesariamente es determinante; y hay quienes afirman que sí se trata de una elección personal, que sí se elige ser heterosexual, o gay, o lesbiana, o bisexual o transexual, aunque haya rasgos "naturales" y sucesos en la historia del individuo que influyan en su elección. Pero el tema aún no es claro, no parece haber conclusiones definitivas al respecto de la genealogía de las preferencias sexuales y la identidad de género. 

martes, 13 de junio de 2017

Dos acepciones de machismo


El machismo se puede entender de dos formas:

1. Machismo natural. Como conducta propia o característica del macho, humano o de cualquier especie, la cuál seguramente tiene un elemento fuertemente biológico y natural, más no rígido sino maleable. Pero tampoco suprimible.

sábado, 10 de junio de 2017

La teatralización feminista del miedo


Imagen de internet
Este comentario no busca cuestionar al feminismo serio y responsable ni a sus respetables representantes a lo ancho y largo del mundo, teóricas ni políticas, ni deslegitimar las causas profundas y auténticas del feminismo; pero es menester para mí expresar mi opinión sobre esto que cada vez más copa los medios y las redes sociales. 

El feminismo activista ha desarrollado una suerte de "teatralización" del miedo, el asco, el odio, para defender sus demandas, de tal modo que no tengan necesidad de argumentar. Y es que el miedo se justifica por sí mismo, no necesita argumento. Si alguien tiene miedo se le debe hacer caso sí o sí, y si es grupal o colectivo no se puede acusar un desorden mental. Dado el carácter político del activismo, en tanto lucha de poder, ello parece adecuado y funcional, pero no aplica igual en el diálogo racional. Tal así que cuando alguien (ordinariamente un hombre, pero también mujeres no feministas) tiene posturas u opiniones contrarias a las de estas feministas activistas lo acusan, lo señalan, le huyen gritando "¡machista!, ¡violador!, ¡cómplice!". En las discusiones expresan reiteradamente asco, repugnancia, odio, contra los argumentos, acusando al interlocutor de justificar la dominación y el abuso, y endilgándole epítetos como "cerdo", "asqueroso", "animal". Se alejan, huyen gritando, se encierran en "espacios seguros" para manifestar su rechazo, y cortan toda relación, así se trate de amigos de años, para asegurarse de que el mensaje sea entendido, aprendido, para que quede claro que huyen, que "están" en peligro. Apelan a las emociones básicas de supervivencia para persuadir, para someter a los demás a su orden, ganando simpatías y solidaridad, apelando a la "empatía", pero más al impacto mediático, al espíritu rebelde y revolucionario de los jóvenes, y a la culpa y compasión de los viejos. 

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