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sábado, 18 de noviembre de 2017

Sobre la "pureza celestial " de lo indígena y la candidatura presidencial de María de Jesús Patricio Martínez

Gina Quintero, es Directora de 
proyectos nacionales en el 
Ateneo Nacional de la Juventud A.C. 
y ha publicado en diversos medios
nacionales e internacionales.
Por Gina Quintero

Lo indígena puede ser santificado y comercializable. No es tanto querer defender lo originario ni visibilizarlo, sino ponerlo como un producto más. La venta a precios exorbitantes de artesanías indígenas en aeropuertos y tiendas comerciales. La apropiación de la Guelaguetza en Oaxaca como un modelo de turismo, de obtener beneficios por parte del gobierno local. Decirse indígena, "pobre", jalando beneficios de donde sea, al cabo es "políticamente correcto" y nadie va a decir nada.

Lo polémico: la candidatura de María de Jesús Patricio Martínez. Es histórico su gesto. Ser mujer en México, sin duda, es vivir expuesta a seguir en un país que no respeta a sus mujeres. Apenas tiene 65 años que se otorgó el voto a la mujer mexicana, en un principio no como una reivindicación real de dotarla de voz, sino de sumar más votos para el partido dominante. Ser mujer y ser indígena es cargar con doble discriminación, con quedar relegada a la permanente opresión.


Sin embargo, la candidatura "independiente" de la indígena no resuelve nada respecto a la lucha de los pueblos originarios, menos a lo de ser mujer indígena. Ella entra y acepta las reglas del juego del sistema político mexicano, el que ha sido tan criticado en varias ocasiones por el propio EZLN, movimiento detrás de ella. Así o más curioso y una coincidencia.

El mensaje: "Quieres que te escuchen, tener fama, debes tener una candidatura independiente o la lucha no se puede hacer fuera de esto". Absurdo querer reducir la política solo a los partidos políticos y las candidaturas independientes. Qué mediocridad hacerlo así, por eso tanta apatía del mexicano, de no involucrarse en los asuntos públicos y solo pensar que todo se reduce a votar.

No, lo indígena no tiene pureza, no es mejor que lo blanco, lo occidental, a pesar de que haya sido excluido y pisoteado. Una cosa es reivindicar los derechos de los indígenas y otra poner a éstos como víctimas permanentes y hacer como que no rompen ni un plato. Hay indígenas mexicanos que han llegado a cargos de elección popular y han hecho lo mismo que la mayoría de los políticos en México: ver por sí mismos. El hombre en cualquiera de sus variedades autóctonas y culturales puede equivocarse. Las mujeres indígenas también pueden discriminar. "La india blanca", película mexicana, lo ilustra perfectamente.

No es mejor la candidatura de María de Jesús Patricio Martínez que la de Margarita Zavala, la exprimera dama. Ambas son parte del repertorio electoral y son políticas. Falta mucho para llegar a la sensatez de ejercer el voto informado no por quien sea mujer o indígena, sino por quien tenga las mejores cartas. El tramo que debe recorrerse para tener a representantes dignos es mucho mayor, mientras el sujeto sea pasivo y no activo, como diría Alain Touraine. Entre más candidatos independientes haya, es proporcional a la disfuncionalidad de la democracia mexicana y a que el mexicano puede votar por cualquiera.


Twitter: @gina88821706



(Las opiniones expresadas no representan necesariamente la opinión de FILYA y son responsabilidad única de los autores)

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